
Superarse es la mejor expresión de amor propio
Mis papás no son (ni han sido) ricos.
Cuando era niño, recuerdo que en más de una ocasión el Nacional Monte de Piedad les prestó dinero para salir de alguna emergencia o cubrir gastos inusualmente altos.
Gracias a su esfuerzo y tenacidad recibí una educación formal de muy alta calidad, educación que supe aprovechar y me permitió llegar a donde estoy.
No olvido su esfuerzo. Quién sabe cómo, pero nunca me faltó nada: las colegiaturas siempre se pagaron (mi mamá insistía en que asistiera a escuelas privadas), siempre había comida en la mesa y sobraba algo para una ida ocasional al cine o cosas así. Al llegar a la preparatoria (y luego universidad), el Tec De Monterrey me dio una beca, que hizo toda la diferencia.
Gracias al trabajo y el esfuerzo de mis padres tuve oportunidades que, si no hubieran sido como son, jamás habría tenido.
Gracias a la educación que me dieron en casa supe aprovechar esas oportunidades y sacarles el mayor provecho.
Es por eso que estoy convencido de que sí, el trabajo hace la diferencia. El hacer las cosas bien SÍ paga. El esperar que el gobierno te resuelva la vida vuelve a la gente dependiente y resentida, y el trabajar por superarse es la mejor expresión de amor propio que pueda haber.
Trabaja. Genera valor. Siempre actúa de manera ética. Que tus acciones hablen más fuerte que tus palabras. Y, siempre, aspira a dejar tu mundo mejor que como lo recibiste.