Eso es la clave de ser adulto. Dejar de esperar que el gobierno/tus papás/tu inexistente tío rico o alguien más venga a rescatarte y mágicamente a ayudarte a mejorar tu situación.
Cuando era niño, mi mamá casi siempre me “rescataba” de mis errores. Y siguió sucediendo hasta que ya no era tan niño. Eso me ayudó a no “sufrir” tanto, pero me enseñó a no enfrentar y resolver mis problemas.
Sobra decir que me costó trabajo aprender a hacerlo.
Yo creo que eso le cuesta todavía a muchos. Viven con la esperanza de que “algo” (una dieta nueva, una app que se encontraron, un “gurú”) les ayude a resolver su vida, así que se la viven buscando ese algo, ese truco, ese atajo que les ayudará a, ahora sí, a hacer las cosas.
Sí, suena irónico cuando te pones a pensar que yo mismo voy a ofrecer una plática sobre las metas de Año Nuevo. Pero mi plática no es sobre atajos. No es sobre motivación, que te haga aplaudir de emoción y se te olvide al terminar la sesión. Para nada. Mi plática es sobre conocerte a ti, sobre definir tus metas de acuerdo a lo que es importante para ti.
Si es importante para ti, vas a encontrar la manera. Vas a luchar contra el “qué dirán”, vas a luchar contra la rutina, vas a luchar contra tus miedos.
De eso y más vamos a hablar para que definas metas que son verdaderamente claras e importantes. Y para que hagas lo necesario para que las cumplas. Pero no puedo obligarte a hacerlo.
La responsabilidad de hacerlo es tuya.
¿Cómo cambiaría tu vida si cumples tus metas? ¿Cómo cambiaría la de tu familia?
Yo te puedo decir que cumplir mis metas me ha llevado a mi mejor estado físico en años. Me ha llevado a convivir más con mis hijos y con mi pareja. Me ha ayudado a crecer más profesionalmente y a llegar a cada vez más gente. Me ha llevado a ponerme metas todavía más grandes, porque sé que las puedo lograr.
Sólo tú sabes la diferencia que va a hacer para ti.
Hacia adelante. Siempre hacia adelante.