
Invertir no es tan sexy

Mucho, muchísimo les he hablado sobre la ridícula idea del “day trading” promovida por cada vez más vendedores de cursos de trading.
Seguro los has visto, te prometen “libertad financiera” con tan sólo veinte minutos al día de hacer trades (transacciones en los mercados financieros) siguiendo las técnicas que ellos te enseñan.
Ellos aseguran que si tan sólo aprendes a leer grafiquitas, vas a poder saber (o “estimar”) qué instrumentos (acciones, futuros, FOREX) van a subir, para que entonces las compras antes de que suban y, como por arte de magia, ganes dinero.
También, se supone, te enseñan a leer otras grafiquitas que te dicen cuáles instrumentos van a bajar para que los evites o, en una recomendación ridículamente arriesgada, los “sell short” para que ganes cuando bajen de precio.
Curiosamente, los únicos garantizados en ganar en estos esquemas son precisamente los que venden los cursos de trading. He visto gente que vende esos “secretos” en $2,000, $3,000, o incluso en $10,000 dólares por el privilegio de pasar con ellos un curso “intensivo” en el que sales con el conocimiento para ganar en la “bolsa de valores de Nueva York”.
Esas “grafiquitas” (análisis técnico, le llaman) para nosotros los profesionales del mundo de las inversiones son una burla. No sé de nadie en la industria que las use, y eso que he hablado con traders de verdad, gente que mueve miles de millones de dólares por año. Todos con los que he hablado sobre el tema coincidimos que el “análisis técnico” nada más tiene espacio en infomerciales o en productos dirigidos a personas con más dinero que conocimiento en finanzas.
Esto se ha sabido por décadas en Estados Unidos (y sí, con todo y eso el mercado de las “market newsletters” o servicios para “day traders” todavía existe.
Pero en Latinoamérica esto es un fenómeno relativamente nuevo, por lo que muchos “listos” están haciendo (literalmente) fortunas vendiendo los espejitos del day trading enriqueciéndose a costa de la ignorancia de sus “alumnos”.
Las autoridades y académicos están empezando a notar este fenómenos, por lo que en Brasil se dieron a la tarea de analizar cómo le va a los “day traders”, aquellos que hacen transacciones relativamente pequeñas, pero de manera recurrente.
Dada la transparencia de los mercados bursátiles, es posible identificar cómo le fue a estos individuos, ¿en verdad pueden vivir con las ganancias de sus actividades de trading?
Lo que encontraron no me sorprende, pero seguramente no lo vas a ver anunciado con bombo y platillo, a final de cuentas, lo publicaron en un “paper” académico.
¿Los resultados? 97% de los “traders” que observaron perdieron dinero. 0.4% ganó más que $54 dólares por día y el que ganó más, ganó $310 dólares por día, pero con un riesgo casi diez veces mayor.
¿Otro hallazgo? Cito a los autores: “we find no evidence of learning by day trading”. Te lo traduzco: “No encontramos evidencia de aprendizaje en el day trading”. ¿Qué quiere decir esto? Que no, en realidad no aprendieron a hacer “trades”, sino que lo único que están haciendo es equivalente a girar la ruleta en el casino. Y perdiendo, como es de esperarse.
¿Te interesa leer el paper? Bájalo aquí: https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=3423101
Ahora sí, te explico la foto (tomada del paper): El eje vertical explica la fracción de “day traders” que tienen ganancias positivas. El eje horizontal explica el número de días que estuvieron “operando”: Mientras más días hagan trades, menos son los que resultan con ganancias.
La línea roja demuestra cuántos tuvieron ganancias positivas luego de considerar el impacto de los costos de hacer los trades (los “fees”, es decir, el equivalente a pagarle al casino). El 0.1% de los traders tuvo ganancias luego de 50 días. Es decir, una persona de cada mil. Una persona de cada mil. Pero sigan comprando cursos de trading. Mientras tanto, el que les vendió el curso ganó con los mil alumnos. Y si les vendió el curso a mil dólares, generó ingresos por un millón… Pero bueno.
¿La alternativa al “day trading”? Invertir de verdad. No es tan “sexy”, incluso puede ser aburrido, pero funciona.