
El Revolucionario
“No quiero ganar más porque no quiero pagar más impuestos”.
No podía creer que salieron esas palabras de su boca. Era un joven, con una carrera prometedora tanto en el mundo freelancero como en el corporativo.
“¿No has visto lo que gastan los partidos? ¿Lo que está haciendo la 4T? No quiero contribuir a eso”.
No sabía si reír o llorar.
Difícil convencer a alguien que decide, por cuenta propia, limitar su crecimiento y desarrollo para “fregar” a “la autoridad”.
Así que le hice un simple cálculo. Si sus ingresos suben en $10,000 pesos al mes, representaría $120,000 al año, o más de un millón de pesos al cabo de diez años (suponiendo que mantenga esos mismos ingresos todo ese tiempo). Aún así no lo veía, le preocupaban más los pesos extras que iba a tener que pagarle a Hacienda cada mes.
Y así, se quedará en su mediocridad. En su afán revolucionario prefiere dispararse en el pie y limitar sus ingresos severamente. Y el Presidente ni en cuenta. Y la gente en los partidos políticos, menos.
Este joven tiene una mentalidad tóxica, de cangrejo, de “prefiero quedarme jodido para joder al sistema”. Jamás volveré a oír de él, estoy seguro. Y así se quedará, mediocremente sobreviviendo, cuando lo tenía todo para salir adelante. Pero era muy peligroso. Era “venderse” al sistema.
Si conoces a alguien así, elimínalo por completo de tu vida. No lo trates de convencer de lo contrario. Te llamará “vendido”, “capitalista”, “egoísta”, “agachón” y quién sabe qué tantas cosas más. Tú, mejor dedícate a crecer, a ser mejor, aunque tengas que pagar más impuestos (el costo de la civilización, le llaman algunos). Eso sí, consíguete a un buen contador para asegurarte que no pagues de más.